Acompañar a mi hijo e irlo a buscar es algo que no siempre me ha gustado. Son unas horas fijas para las actividades y a veces me vienen bien y a veces no. Pero ahora que siento que pronto irá solo y no me necesitará, lo estoy viviendo de otra manera. A ello se une la nueva forma que tengo de ver las cosas desde que dibujo.
Por ejemplo, la calle Acosta, por la que pasamos muchas veces, el otro día tenía unas nubes al fondo que eran especialmente algodonosas. Había además unos preciosos juegos de luces y sombras, que me cautivaron. Por otro lado, las casas abandonadas, mezcladas con las que están cuidadas y habitadas despiertan en mí algo que todavía no sé definir del todo. Me generan ternura, curiosidad y conciencia de lo rápido que se estropean las cosas que no cuidamos. En el fondo, me recuerdan a mis sueños abandonados. A todos aquellos proyectos que empecé y que dejé a medias porque perdí la confianza en mí misma.
Así que, el otro día necesité dibujar la calle que siempre me ha gustado. Las razones fueron muchas: las nubes, las casas abandonadas y la nostalgia de pensar que no siempre tendré que caminar por ella acompañando a mi hijo.
Por eso le pedí a este último que se pusiera en la foto con su judogi, haciendo como si fuera un viandante desconocido.
Sí. No es un urban sketch en el estricto sentido de la palabra, ya que está copiado de una foto y no dibujado in situ. Una madre en funciones no puede permitirse el lujo de ser purista. Me gustó la escena, porque movió algo en mí. La fotografié y días después, cuando conseguí sacar un rato, me senté a dibujarla, porque sentía que tenía que hacerlo. Y disfruté de cada momento. Sé que no va a ser la última vez que dibuje esta calle, porque hay algo en ella que me fascina y me lleva a explorar sus líneas o rincones.
Volveré, calle Acosta. Seguramente sola, esta vez. Acompañada por mis acuarelas y mi diminuta silla plegable. Y también con el recuerdo de todas las veces que anduve por tus adoquines con mi hijo al lado, hablando de sus cosas, o llorando porque pensaba que no estaba preparado para hacer un examen.